[AM]: También hay en vos un enfrentamiento muy marcado ―creo― entre escritura vs. oralidad. Sobre todo, se cristaliza mejor en el caso peralta o por hache y por bé ¿cómo fuiste escribiendo esa fluidez tan intensa, cuyo ritmo, recuerda bastante al monólogo interior?…

[MR]: Con el caso peralta… sucedió que “se me dictaba”; tanto así que hubo varias noches en las que me tuve que levantar a escribir. Fue una voz que, literalmente, me decía todo eso, a la que yo llamé durante un tiempo “la loca”. En los comienzos me asusté bastante. Por suerte tuve amigas y compañeras muy queridas que en ese momento estuvieron junto a mí alentándome a seguir; quienes, además, esperaban con muchas ganas las nuevas entregas. Y acá quiero mencionar a Romina Freschi y también a mis amigas y compañeras de Grupo Enjambre: Juana Peralta (es por ella que el libro se llama el caso peralta…), Juana Roggero, Teresa Elizalde y María Alicia Gutiérrez. Y con respecto a lo del monólogo interior, sí, creo que hay mucho de eso; o tal vez de permanentes conversaciones entre varias voces.

 

 

[AM]: Vuelvo a el caso peralta… Por un lado está la fábula, por el otro, vas armando el rico entramado a través de arborescentes notas al pie, que interpretan esa fábula… ¿Hay un modo en particular de leer el libro?, ¿un orden: abajo y arriba o viceversa? ¿por qué?

[MR]: En un principio yo lo concebí así tal cual como está ordenado: el texto del relato, las notas, luego más texto, más notas, en ese orden, que también por supuesto, incluye poemas y textos de otrxs autorxs. Pero luego, y sobre todo por comentarios de otras personas, entendí que también es posible leer primero todo el texto principal, por un lado, y las notas por el otro. Y de abajo hacia arriba jamás lo había pensado, pero podríamos probar, ¿no?

[AM]: Tampoco hay mayúsculas… ¿alguna razón por esta decisión?

[MR]: En general, en los últimos años, en mi escritura abandoné las mayúsculas. No la puntuación, pero sí las mayúsculas. Sé que tiene que ver con algo estético/visual, por un lado, y por otro, y en el caso peralta… en especial, con algo de la jerarquía, las minúsculas como una suerte de democratización en la hoja; como manifestar que no hay letras más importantes que otras, todas son iguales.

 

[AM]: En ciertos pasajes, hay una fuerte presencia de los espacios en blanco… ¿Qué papel juega aquí la metáfora espacial en la página?…  

[MR]: Hay situaciones que no pueden nombrarse, y entonces el espacio en blanco es eso: la representación de lo innombrable; de ese silencio, y del respeto por esa imposibilidad; es hacerle un lugar tanto simbólico como concreto y real; no intentar llenarlo con nada que alivie ese vacío. Soportar el vacío. Si falta una palabra, si algo no se puede nombrar, es porque también falta en la lengua escrita. Entonces, que esa ausencia se note. Que la página de cuenta de eso.  Es también dejar de asumir que todos los espacios de la página deben ser llenados.

 

[AM]: En ambos libros hay una voz que cuestiona lo real. Me refiero al peso glacial de las preguntas. Me gusta porque en tu propuesta no hay –en esencia- respuestas, sino planteamientos. Preguntas que incitan a más preguntas. ¿Lo ves como algo paradójico?

[MR]: Creo que no alcanzo a ver lo paradójico; sí las preguntas que incitan a más preguntas, y la voz que cuestiona también. A lo mejor las preguntas, hablo en general, y habría que ver en cada libro y en cada sección, se relacionan con el orden dado o establecido; son planteamientos en el sentido de que buscan comprender o a veces, como vos decís, cuestionar, lo que es, lo que hay, o la parte visible de lo real; o es como si buscaran captar más allá de lo visible “a los ojos”.

 

 

[AM]: Otra impronta en tu escritura es ese ir contra la linealidad, lo cual posibilita la interpretación de varios planos. Por cierto, Mónica, ¿la escritura es un espacio, pero también un tiempo?

[MR]: Sí, reconozco que, en general, la linealidad me resulta bastante artificial. Es que nada es tan lineal, ¿no? Y siempre hay varios planos en juego, así como varios tiempos: la separación entre pasado presente y futuro no es tan real; y, en un punto, la separación entre tiempo y espacio es arbitraria. Y pienso que sí: la escritura puede ser un tiempo y también puede ser un espacio. Y mientras yo te estoy diciendo esto ―porque sólo puedo decirte una cosa por vez― en lo invisible están sucediendo un montón de otras cosas, y, paralelamente, en mi mente y en mis emociones suceden un montón de otras, y otro tanto en el contexto inmediato y en el mediato.

 

[AM]: Leo un poema de la cuestión del pellejo: “nadie salva el pasado/ ni en el rebovinaje más puro/ en la tierra de todos/ donde todo se puede/ nadie salva el pellejo/ del otro/ aunque quiera” En poesía, ¿el precio de la certeza es la lucidez del desengaño?

[MR]: En ese poema que citás aparece la certeza de la imposibilidad de salvar a otrx. Pero no siempre la certeza va de la mano del desengaño, o del desgarro. A veces encontramos la certeza en la fuerza de un sentimiento como el amor, o de una cualidad como el coraje. Otras veces nos llega a través de la belleza de un pequeño gesto, o de la convicción de un principio; podemos encontrarla en el silencio de la contemplación, en el eco de una voz, en lo imprevisto de un encuentro. En otras palabras, si bien son pocas las instancias de certeza, no siempre son las que derivan de circunstancias dramáticas, por suerte.

 

 

[AM]: Nos cruzamos, no hace mucho en un evento en torno a Miguel Ángel Bustos. ¿Ves en su propuesta un momento culmine de la escritura?, ¿por qué?

[MR]: Sí, definitivamente. Miguel Ángel Bustos es para mí un poeta mayor, así con todas las letras; admiro mucho su escritura, la exquisitez de su lenguaje, su misticismo, su visión. Además, era un poeta muy original, y de una erudición única.

 

[AM]: ¿De qué modo pensás que tu licenciatura en Lingüística Inglesa e Historia Universal hayan permitido profundizar tu tarea escritural? ¿Y tu posgrado en Psicología Clínica?

[MR]: En general, pienso que todo lo que unx hace está presente de alguna manera en la escritura, ya sea que podamos identificar puntualmente esa manera o no. Y en particular, creo que, por ejemplo, El caso peralta o por hache y por bé es un libro que, en parte, se aboca a analizar algunas expresiones del lenguaje. Aunque también está atravesado por lo histórico y lo psicológico-filosófico; en otras palabras, creo que, aunque no te pueda señalar tan específicamente como en el caso peralta… la incidencia de mis estudios académicos, es claro que estoy atravesada por todas esas miradas; habrá veces en que eso se hace más perceptible que otras.

 

 

[AM]: ¿Qué autores te incitan a querer escribir?

[MR]: La verdad es que son unxs cuantxs lxs autorxs que me incitan a escribir. Pero en este momento elijo nombrar, especialmente, a mis compañeras de la colectiva Poetas por el Derecho al Aborto Legal. Juntas hemos publicado el libro Martes Verde, conformado por cincuenta y tres poemas que fueron leídos durante los martes en que se debatía el Proyecto de Ley en el Congreso. Y me encuentro, junto a estas compañeras, aprendiendo y comprendiendo otra dimensión de la poesía que tiene que ver con la acción y con lo comunitario; y si bien yo soy terapeuta comunitaria y estoy abocada a esa tarea, no había reparado antes en la posibilidad de generar un movimiento así desde y con la poesía, y es por eso que hoy, como te decía, me surge prestar especial atención a estas voces.

 

 

[AM]: Por cierto, ¿te encontrás escribiendo algún nuevo libro?

[MR]: Sí, me encuentro en un nuevo proyecto, por ahora en la parte de lectura caótica e investigación, así que no hay mucho que pueda contar, todavía no tiene una forma clara. Sin pausa, pero sin apuros, confío en que ya se plasmará.

 

 

*(Bolivia, 1960). Poeta y licenciada en Lingüística inglesa e Historia universal, con posgrado en Psicología clínica / Orientación sistémica. En la actualidad, se desempeña como psicoterapeuta y consteladora familiar. Ha publicado en poesía Ultima Piedra (2002), Umbral (2008), Mantra de palo (2009), verde va con fucsia (2012) y la cuestión del pellejo (2016). Su poema “El hexafluoruro de uranio” fue musicalizado por Cecilia Gauna en el CD Non Stop (2006).